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El “Yaqui” Romantico

Javier Solís no era Yaqui ni se llamaba Javier a continuación una capitulación del famoso cantante de México obtenida de Wikidata  en español

Gabriel Siria Levario, más conocido como Javier Solís (Ciudad de México,[1]​[2]​ 1 de septiembre de 1931-Ciudad de México, 19 de abril de 1966), fue un cantante y actor mexicano, conocido también como El Rey del Bolero Ranchero.

Javier Solís [Wikidata]
Biografía

Sobre su lugar de nacimiento

Notoriedad y extraña consideración tuvo Javier Solis al hablar constantemente de la localidad de Nogales, en el estado de Sonora: se rumoró por mucho tiempo que fue allí donde nació, y que se trasladó luego a la Ciudad de México. Parte de la versión es cierta: un tío de Javier fue de aquella localidad. Sin embargo, no hay fuentes que acrediten a Solís como sonorense, excepto la biografía publicada por la disquera CBS Columbia, que publicó su origen norteño en un LP.[3]​ Así pues, no hay fuentes fidedignas que confirmen su origen sonorense, excepto la fuente oficial: el acta de defunción gubernamental del registro civil, donde se confirmó que era capitalino.[4]​

Infancia y adolescencia

Fue el primero de los tres hijos del matrimonio formado por Francisco Siria Mora, de oficio panadero, y Juana Levario Plata, comerciante, quienes lo bautizaron como Gabriel Siria Levario. Su madre poseía un puesto de venta en un mercado público y, debido al abandono por su esposo y al tiempo que le demandaba su trabajo, decidió en abril de 1932 dejar a Gabriel en casa de sus tíos Valentín Levario Plata y Ángela López Martínez. De hecho, el futuro artista siempre consideró a estos sus verdaderos padres. Fue bautizado en el Sagrario Metropolitano de la capital mexicana..Logró estudiar hasta el 5.º grado de educación primaria en escuelas ubicadas en el barrio de Tacubaya, donde nació y creció.

En las escuelas de Tacubaya comenzaron a desarrollarse sus inquietudes artísticas, pues solía participar como cantante en los festivales escolares. Sin embargo, dejó de asistir a la escuela para ayudar en los gastos domésticos y a trabajar como recolector de huesos y vidrios. Luego trabajó trasladando mercancías en un automercado. En noviembre de 1939 falleció su madre adoptiva; el futuro cantante debió sobreponerse y continuó trabajando en oficios tales como panadero, carnicero, cargador de canastas en el mercado y lavador de automóviles. Luego se interesaría por el deporte, y llegó a ser gran aficionado al boxeo, al béisbol, al futbol y a la lucha libre, teniendo una gran amistad con El Santo, el enmascarado de plata.

Sin embargo, siguió interesado en cantar: comenzó a presentarse, como intérprete de tangos, en lugares públicos de espectáculos conocidos como carpa. Su primera oportunidad se la ofreció Manuel Garay, payaso de profesión y administrador del Teatro Salón Obrero. Ahí se puso como nombre artístico Javier Luquín y participaba en concursos de aficionados, y llegó a ganar en más de una ocasión un par de zapatos donados por una zapatería del lugar. Continuó trabajando en carnicerías, y el propietario de una de ellas, David Lara Ríos, al descubrir las habilidades del joven intérprete, decidió pagarle clases de canto con el maestro Noé Quintero, quien había sido maestro de vocalización de cantantes reconocidos para la época.

Inicios artísticos

Javier Solís comenzó una nueva etapa actuando en restaurantes y como parte primero del Dúo Guadalajara y luego del Trío Flamingo, llamado después Trío México, con sus amigos Pablo Flores y Miguel Ortiz Reyes.”La vocación artística se inició por hambre”,comentó. A principios de 1948 aún trabajaba como carnicero en una carnicería llamada “La Providencia” de la Colonia Condesa y se inició como intérprete solista de música ranchera: cantaba en las noches con grupos de mariachis en la Plaza Garibaldi y en la calle Honduras, en la capital mexicana. Después cantó en los restaurantes El Tenampa y el Guadalajara de Noche, donde se hacía acompañar del Mariachi América de Alfredo Serna. Como no tenía sueldo fijo, sus ingresos provenían de las propinas que recibía. Ese mismo año, por primera vez participó en un concurso radial, sin usar su seudónimo. Al finalizar el año, mientras cantaba en la Plaza Garibaldi el general Rafael Ávila Camacho lo contrató junto al mariachi Metepec por un año para actuar en Atlixco, en el estado de Puebla. Fue su primera gira como Javier Luquín. Al finalizar la gira, lo contrataron en un cabaret como cantante y animador, frente a un público diverso. Estudió canto aproximadamente un año con el maestro Miguel Quintero.
Hacia 1950 grabó sus primeras creaciones: Punto negro,Tómate esa copa, Virgen de barro y Te voy a dar mi corazón, producidas, con el Trío Los Galantes, en un pequeño estudio de grabación destinado a artistas aficionados y que pertenecía a la sala de cine Cinelandia de la Ciudad de México. El cantante hizo estas grabaciones en discos de acetato para mostrarlas a sus amistades y las entregó como tarjeta de presentación ante Discos Columbia de México (hoy filial mexicana de Sony Music), la que lo contrató en enero de 1956. Esta empresa discográfica incluiría las dos últimas en el LP Homenaje a Javier Solís, editado en 1990, y Punto negro aparecería en el triple LP 36 Éxitos de Javier Solís, que se distribuyó en el mercado en 1969.

Carrera profesional

A principios de 1955 fue contratado para cantar en el Bar Azteca, donde permaneció por espacio de 4 años. Es aquí donde, a sugerencia de su amigo Manuel Garay, cambiaría su seudónimo por Javier Solís, con el cual lograría la fama artística. A mediados de ese mismo año lo escuchó cantar en el local Julito Rodríguez, en ese entonces guitarrista y primera voz del Trío Los Panchos, quien lo recomendó para una audición con Felipe Valdés Leal, quien era director artístico de Discos Columbia de México. Gabriel Siria, ahora convertido en Javier Solís, resultó aprobado en la audición y se le hizo un contrato para grabar su primer sencillo a fines de 1955. Se incluyeron los temas Qué te importa y Por qué negar. El sencillo obtuvo éxito en el interior de México y, gracias a ello, fue contratado formalmente el 15 de enero de 1956. Se dice que, como parte de este trato, Javier Solís entregó la cinta que contenía los temas antes mencionados y la compañía la archivó por varios años, dando a conocer los temas, años después de su fallecimiento, como ya se ha dicho.

Un hecho inesperado retrasó el lanzamiento de su primer álbum. El día del sepelio del actor y cantante Pedro Infante es motivo para que Solís, subiera a una cripta del cementerio a entonar la ranchera Grito Prisionero, imitando la vocalización del fallecido intérprete.

Solís continuó haciendo presentaciones en el Bar Azteca y también en un espacio de la emisora mexicana XEW. Recibe su primer disco de platino por las altas ventas de su primer sencillo, el día 5 de septiembre de 1957. Como consecuencia, grabó su primer álbum Javier Solís, Volumen I añadiendo a los temas de su disco sencillo 6 canciones más. Fue en esta época en que iniciaron las interrogantes en torno a su vida privada, pues en el prefacio de este LP se aseguró que su nacimiento ocurrió en el estado mexicano de Sonora, lo cual desmintieron las investigaciones periodísticas posteriores. Su consagración definitiva fue cuando grabó el tema Llorarás Llorarás (que formó parte del álbum del mismo título) en 1959, cuando Felipe Valdés Leal logró con consejos que Solís abandonara su estilo imitador de Pedro Infante. En lo sucesivo, su carrera fue meteórica, ya que aunque duró solamente 10 años, grabó 379 canciones y se convirtió en uno de los cantantes más famosos de la historia en México.

A pesar de su modesta estatura (1.63 m) y la corta duración de su carrera (10 años) logró forjar una carrera cinemaográfica participando en 33 películas.

En 1959, durante su primera gira promocional hacia Estados Unidos, la disquera preparó un álbum de valses de origen mexicano en el cual el acompañamiento no sería efectuado con mariachis sino con una banda sinfónica conformada por músicos mexicanos y estadounidenses con arreglo y dirección del músico Fernando Zenaido Maldonado. El álbum, titulado Javier Solís con banda, fue grabado en los estudios de Columbia Records en Nueva York, en uno de los primeros trabajos de grabación multipista llevados a cabo por artistas latinoamericanos. Las ventas iniciales de este LP se destinaron a organizaciones de caridad, pero tuvo poca aceptación en México. Sin embargo, varios años después fue digitalizado. Curiosamente, en 1963 la disquera tomó la pista de voz de esta grabación y sustituyó el acompañamiento de banda con el del Mariachi Nacional de Arcadio Elías. El álbum resultante se denominó Valses Mexicanos, que al ser digitalizado se titularía Valses. Es la primera reconstrucción técnica llevada a cabo con la voz de Javier Solís, aún en vida, aunque esto no lo sabrían algunos fanáticos del cantante sino varios años después, gracias a los avances en las técnicas de computación y multimedios que permitieron hacer la comparación posterior.

Al año siguiente (1960), en una nueva gira en Estados Unidos, emprendió un proyecto muy diferente pues grabó boleros con acompañamiento de orquesta de estudio dirigida por quien después sería su amigo, el músico estadounidense Chuck Anderson. Este álbum fue denominado Javier Solís en Nueva York y tenía como fin, según palabras del cantante, ponerlo al nivel de otros artistas de géneros románticos demostrando su versatilidad. Este disco tardaría un tiempo en salir al mercado, debido a la aceptación del cantante como artista del género ranchero.

En 1962 y 1963 graba dos de sus discos más célebres: Fantasía española y Trópico, con canciones del compositor Agustín Lara, convirtiéndose así en uno de sus mejores intérpretes. Con las interpretaciones de Javier Solís inicia una nueva era para la música de mariachi dejando atrás los sones y la temática campirana para incorporar la lírica urbana y las adaptaciones de canciones latinoamericanas, logrando refrescar el género y el interés del público por la música ranchera.

Al iniciarse el año de 1966, Solís emprendió un nuevo proyecto discográfico grabando algunas de las canciones más conocidas de los compositores puertorriqueños Rafael Hernández y Pedro Flores. Sin embargo, debido a sus padecimientos de salud, sólo alcanzó a poner la voz a seis de las ocho pistas preparadas del nuevo álbum, aunque llegó a terminar su otro álbum Javier Solís Con Orquesta.

Enfermedad y fallecimiento

Por consejo médico, el 12 de abril de 1966, Solís fue hospitalizado en el hospital Santa Elena en la colonia Roma de la Ciudad de México para operarse de la vesícula biliar. De acuerdo a su acta de defunción falleció a las 5:45 a.m. del 19 de abril de 1966 a consecuencia de desquilibrio electrolítico producido por la colecistectomía.Sin embargo, hasta el momento, se han recogido 4 diferentes versiones de su enfermedad y fallecimiento, sin que se tenga por válida ninguna de ellas.

El 20 de abril, en medio de manifestaciones de dolor su cuerpo fue inhumado en el lote de actores del Panteón Jardín de la Ciudad de México, donde han permanecido sus restos desde entonces. Poco después, la disquera presentó las canciones dejadas por Solís, añadiéndoles a las pistas de estas interpretaciones recitados escritos por el actor Ángel Fonfrías y declamados por el ya fallecido actor y locutor Guillermo Portillo Acosta. Este último álbum fue denominado Homenaje Inconcluso A Rafael Hernández y Pedro Flores, el cual tuvo tales ventas que años después fue digitalizado. Ese mismo día en varias estaciones de radio del país se entonaron sus mejores temas como Amigo organillero, Sombras, Las rejas no matan y En mi viejo San Juan a manera de homenaje, en la XEW estación a la que se atribuye haber sido la primera emisora en revelar alrededor de las 7:00 horas el deceso del cantante causando gran conmoción en la población y de sus seguidores.

Homenajes discográficos

Durante un tiempo, CBS Columbia (México) se limitó a reeditar en formatos LP y casette los trabajos anteriores de Solís, hasta que en 1971 la disquera aceptó la propuesta de unir la voz del artista a la de las voces y guitarras del trío Los Panchos en el álbum Dos ídolos cantando juntos. En este disco, fue respetado el estilo original de las grabaciones por lo cual, el acompañamiento con mariachis permaneció en todas las interpretaciones. Poco después, CBS empezó a presentar álbumes de compilación en los cuales fueron incluidas paulatinamente, en los años siguientes, aquellas interpretaciones que se mantuvieron inéditas a la muerte de Solís. Después, hacia 1982 el mexicano Gerardo Reyes unió su voz a la del intérprete fallecido, en el LP Javier Solís y Gerardo Reyes juntos, pero este tuvo escasa trascendencia internacional, ya que Reyes no era muy conocido fuera de México.

En 1994, la misma disquera convenció a la cantante estadounidense Vikki Carr de grabar un homenaje titulado Recuerdo A Javier Solís, en el cual la artista incluyó un dúo en el tema Amanecí en tus brazos con arreglos de Chuck Anderson, amigo entrañable de Javier Solís. Por su parte, en el año 2001, la filial venezolana de Sony Music decidió unir la voz de Solís con la de los integrantes de la Rondalla Venezolana en un concepto semejante al del álbum realizado por el trío Los Panchos, en un CD titulado Javier Solís con La Rondalla Venezolana.

Finalmente, en el año 2003, Sony Music México organizó dos homenajes discográficos al artista: en uno de ellos, reunió las pistas inéditas ya mencionadas bajo el título Las Inéditas de Javier Solís; y en otro, realizado por el productor discográfico argentino Julián “Pelusa” Navarro, ]​titulado Javier Solís con trío (en otros mercados, Éxitos con trío) la voz del artista fue separada de su acompañamiento original y este fue sustituido por un acompañamiento de guitarras y ritmos junto a las voces del grupo Los Nocheros y el trío Los Patricios, ambos argentinos. Este álbum, en el cual el estilo del artista fue desvinculado del bolero ranchero y con gran orquesta, ha sido editado o vendido en pocos países latinoamericanos, pese a que el artista sigue siendo recordado. Se preveían dos discos más, de este trabajo, pero hasta el momento de redactar esta nota, no habían sido publicados.

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