Por: Gerardo Díaz
Box en el Azteca
A 51 años de la primera pelea internacional en el Coloso de Santa Úrsula, 1967.
Las peleas de box en el Azteca han sido eventos bastante esporádicos, pero siempre atraen a miles de aficionados.
En 1993 Julio César Chávez, considerado uno de los mejores boxeadores de la historia, se enfrentó al estadounidense Greg Haugen para refrendar su título de campeón Súper Ligero del Consejo Mundial de Boxeo. Apoyado por alrededor de 130 000 espectadores, nada más y nada menos que en el Estadio Azteca, el mexicano dio una cátedra pugilística. La cifra de asistentes sorprendió al mundo entero y hasta el momento es considerada la mayor entrada registrada en esas instalaciones, lo cual muchos esperaban dado el carisma y el momento boxístico del oriundo de Sonora. Sin embargo, lo que pocos recuerdan es que no fue la primera exhibición de este deporte en el llamado Coloso de Santa Úrsula.
La primera pelea de campeonato internacional fue el 14 de octubre de 1967 entre Vicente Saldívar García, el Zurdo de Oro y el galés Howard Winstone. Nacido en 1943, Saldívar realizaba una de las carreras más destacadas del boxeo mexicano. Fue representante nacional olímpico en Roma 1960, profesional al año siguiente y, apenas a los veintiún años, campeón Peso Pluma del título unificado del Consejo Mundial de Boxeo y la Asociación Mundial de Boxeo al derrotar a Ultiminio Ramos en 1964.
Por su parte el galés Winstone, nacido en 1939, era una de las joyas boxísticas inglesas al posicionarse como campeón nacional y europeo. Conocía a Saldívar de sobra, pues lo había enfrentado en dos ocasiones, en las que perdió por decisión dividida: la primera en 1965 en Londres, y luego en el pequeño estadio de Ninian Park de Cardiff, en junio de 1967. Luego se organizó un encuentro más, pero esta vez en la Ciudad de México, en el Estadio Azteca; total, los británicos habían dado la brillante idea de utilizar un estadio para el box.
La pelea fue sumamente buena; el galés presentó combate durante doce rounds, pero en la parte final se desplomó. El mexicano conectaba todos sus golpes frente al apoyo del público y en la esquina inglesa no les quedó más remedio que tirar la toalla.
Así quedó demostrado que el Azteca no solo sería la fortaleza mexicana del futbol, sino de cuanto deportista nacional pisara su escenario para enfrentar al foráneo engrandecido.
El artículo “Box en el Azteca” del autor Gerardo Díaz se publicó íntegramente en Relatos e Historias en México número 104.
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