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El Huevo jugó tercera base

Vicente  Romo ¡fue tercera base!

Por Jesús Alberto Rubio Salazar

Un verdadero placer fue haber tenido en el programa sabatino de la Peña Beisbolera de Hermosillo, mediante enlace telefónico, a Vicente “Huevo” Romo Navarro, quien radica en Ciudad Obregón.

En la amable y grata charla contó muchos detalles de su trayectoria, desde su infancia en Santa Rosalía, Baja California Sur, donde nació, pero especialmente en Guaymas cuando en su niñez creció jugando béisbol ¡como tercera base! Sus estudios de primaria los hizo en la escuela primaria Gaspar Zaragoza, en la colonia Las Golondrinas.

Fue Corito Varona, scout de los Tigres de México,  quien al verlo en la pelota amateur descubrió su talento y más que pronto lo firmó.

Con los Tigres de Aguascalientes, en la entonces Liga Central, debutó en 1962 (el 63 ya con Tigres de México); con Guaymas, en la 61-62 siendo Manuel Magallón el manager de los Ostioneros.

“HUEVO” ROMO

En la amable plática recordó su debut con un relevo, el cual le dije que tuve el privilegio de verlo saltar a la loma, aquella tarde de la temporada 1961-1962 en el viejo Abelardo L. Rodríguez.

Aquella temporada fue Novato del Año en la que lanzó ante Obregón un no hit ni carrera junto con el veracruzano Emilio “Pollo” Ferrer.

En ese histórico día Ferrer tuvo que dejar el juego al ser golpeado por una línea, que se cargó como error, por lo que le llamaron del bullpen para así lanzar en blanco los últimos 6 2/3 innings, otorgando una base por bolas.

Habló sobre su trabajo monticular contra Héctor Espino, los bateadores más difíciles que enfrentó; su militancia con Tigres, Diablos, Leones de Yucatán (en 1986, la de su retiro en ese béisbol); sus cuatro campañas con Córdoba y otras tres con Azules de Coatzacoalcos bajo el mando del “Cananea” Reyes teniendo de compañeros en el staff de pitcheo a George Brunet, Joe Henderson, Armando Pruneda, Salvador Colorado, Armando “Polilla” Quijada, entre otros.

Asimismo, citó cuando retornó a la Gran Carpa tras que había dejado ese béisbol en 1974.

“En 1981 los Cardenales de San Luis venían por el zurdo Javier Carranza, pero resulta que observaron mi forma efectiva de lanzar con mi tenedor, recta controlada y cambio de velocidad, por lo que cambiaron de opinión y fue a mí a quien invitaron a su próximo campo de entrenamientos primaveral”.

Sobre ese episodio, el colega Juan Ángel Ávila escribió lo siguiente:
“Con Cardenales tuvo gran pretemporada; lanzó varios innings en blanco, luciendo muy bien. Pero en el último día de preparación no encontraron los Cardenales cupo para Romo. Ese año fueron campeones de serie mundial. Whitey Herzog, el mánager, le comentó lo difícil que fue la decisión. Vicente lo entendió.

Regresó a Liga Mexicana con Coatzacoalcos y siguió en tremendo nivel. Venía con entrenamiento de grandes ligas y eso le favoreció.

A mediados de ese año de 1982, Dodgers compró su contrato para que de esa forma volviera a las mayores. El convenio lo envió directamente al equipo azul, donde estuvo en la misma rotación junto a Fernando Valenzuela”.

A Los Ángeles

“Esa vez nuestro equipo iba a Ciudad Juárez… pero yo me fui a Los Ángeles”, advirtió en la charla con él este sábado.

Con Dodgers, en su retorno a la Gran Carpa –su última temporada en MLB–, Vicente logró una victoria; lanzó en 15 juegos, seis de los cuales fueron en calidad de abridor. En total su registro fue de 32-33 en ocho temporadas.
“Tuve ese año del 82 gran apoyo de Fernando Valenzuela luego de su enorme temporada del 81”, acotó por la vía telefónica a Juan Antonio Jasso, Oscar Burruel, Paco Salazar y a un servidor, todos emocionados con el enlace.

Vicente también recordó su juego perfecto en Guaymas, el primero en la LMP (entonces llamado Liga Invernal de Sonora, lanzando para Obregón, el 5 de enero de 1971.

En igual forma, su participación en nueve Series del Caribe; le tocó lanzar en la primera de la LMP en 1971 reforzando junto con Pepe Peña y Paquín Estrada a Hermosillo; así también cuando fue parte del primer equipo campeón en esos clásicos, como refuerzo de Naranjeros en 1976;  su estancia con los equipos ligamayoristas a partir de 1968 con Dodgers, (lanzó también con Medias Rojas, Medias Blancas, Indios y Padres).

Por supuesto que se le preguntó sobre el famoso ponche que le propinó a Mickey Mantle, ya por retirarse, el 24 de septiembre en el Yankee Stadium durante el octavo inning de un juego que ganaba Nueva York 5-1 a Cleveland.

Romo afirmó que fue con Boston donde tuvo sus mejores momentos. Logró en 1970 7-3 en ganados y perdidos).

“En general tuvo dominio sobre grandes bateadores de entonces, como: Brooks Robinson (de 14-1, .071); Pete Rose (de 7-1, .143); Carl Yastrzemski (de 8-0, .000), Dusty Baker (de 7-0, .000); Rod Carew (de 5-0, 3 ponches, .000)…etc”, publicó un día el colega Fernando Ballesteros.

Entre muchos otros aspectos de su carrera que le llevó hasta el momento a ser el mejor pitcher mexicano –el Cy Young de México—destacó lo hecho por sus hermanos Enrique (miembro del recinto sagrado mexicano y quien fue campeón mundial en 1979 con Pittsburgh (10-5 y 2.99 en campaña, con dos apariciones en la Serie Otoñal que le ganaron a Baltimore), así como de José María, diciendo de éste que tenía el poder de Héctor Espino, de correr fuerte y, en general ser un gran pelotero que jugó seis años en la LMB. José María es miembro del Salón de la fama del Deportista Guaymense.

Vicente Romo ganó más de 400 juegos como jugador profesional, de 1961 a 1986, tanto en Ligas Mayores, LMB y LMP.  Aparte de su récord en Series del Caribe y juegos de postemporada.

En la LMB logró 182 victorias a cambio de 106 descalabros y abanicó a 1857 bateadores.

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